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Erice
Si los orígenes de Érice se pierden en la bruma del tiempo, paseando por las callejuelas empedradas del burgo medieval, en la cima del Monte de San Giuliano, esa misma niebla deja al descubierto las señales, símbolos y leyendas nacidas mucho antes de púnicos y romanos que aquí irguieron un santuario dedicado a la diosa de la Belleza y del Amor. Visitar Érice significa, en efecto, perderse en mil escorzos de callejuelas adoquinadas, fortificaciones, antiguas iglesias (la Matriz y Santa Ursula), conventos, tallleres artesanos (producción de cerámica, dulces típicos, alfombras), pinedas y jardines, para después perderse, bordeando la ciudadela, en panoramas que cortan la respiración hacia las islas Égades, el Estanque de la Laguna, las Salinas y los campos cultivados de toda la provincia de Trápani.
Si los orígenes de Érice se pierden en la bruma del tiempo, paseando por las callejuelas empedradas del burgo medieval, en la cima del Monte de San Giuliano, esa misma niebla deja al descubierto las señales, símbolos y leyendas nacidas mucho antes de púnicos y romanos que aquí irguieron un santuario dedicado a la diosa de la Belleza y del Amor. Visitar Érice significa, en efecto, perderse en mil escorzos de callejuelas adoquinadas, fortificaciones, antiguas iglesias (la Matriz y Santa Ursula), conventos, tallleres artesanos (producción de cerámica, dulces típicos, alfombras), pinedas y jardines, para después perderse, bordeando la ciudadela, en panoramas que cortan la respiración hacia las islas Égades, el Estanque de la Laguna, las Salinas y los campos cultivados de toda la provincia de Trápani.
RECURSOS HISTÓRICOS
Las primeras noticias acerca de Érice la muestran como ciudad sagrada de los Élimos, población de la que aún no están claros los orígenes, con un templo- santuario, meta de preregrinajes y dedicado a la diosa de la fecundidad. Durante siglos, púnicos, griegos y romanos veneraron allí respectivamente a Astarte, Afrodita y Venus, haciendo de Érice un importante lugar de culto y punto de referencia para los navegantes, para los que la Venus Ericina se convirtió en protectora. Durante el imperio romano Érice perdió su importancia estratégica, para asumir nuevamente centralidad después de los árabes, bajo el dominio de los normandos. Estos cambiaron el nombre de la ciudad y del monte que pasó a ser San Giuliano, edificando un castillo en lugar del santuario y confiriendo al centro y al territorio la ordenación actual: las fortificaciones se consolidaron y la ciudad asumió un papel de primer plano como presidio de la costa y del vasto territorio bajo su dominio.
RECURSOS PAISAJÍSTICOS
Sobre un altiplano circundado por potentes murallas ciclópeas, de simbólica y misteriosa planta de triángulo equilátero, se encuentra el pequeño burgo medieval de Érice. Las callejuelas y los callejones empedrados se desatan tupidos en su interior y se hacen aún más sugestivos cuando se atraviesan en un día de niebla, característica climática de la ciudadela. Perderse entre sus calles, con típica pavimentación de adoquines, es un buen modo de saborear su atmósfera, curioseando entre los característicos patios interiores de las casas y disfrutando de los escorzos que se abren entre iglesias, palacios antiguos y castillo, testimonio de un glorioso pasado. Con el paseo por la callejuelas, tan pequeñas que permiten a veces el paso de una sola persona, se combinan paseos sumergidos en el verde de los Jardines del Balio desde los que se puede admirar uno de entre los más bellos panoramas de Sicilia: se pueden distinguir salinas y campos con de fondo el mar y las Islas Égades, mientras que en los días límpidos se alcanza a ver incluso Pantellería y Ustica.
RECURSOS NATURALES
El territorio presenta diferenciaciones ligadas a una multiplicidad de factores estacionales. En efecto subiendo desde el mar hacia la cumbre del monte se atraviesan tres tipos de clima: el marino, el de las colinas y el apenínico, pasando de la vegetación halófita cerca del mar a la del algarrobo y el quejigo y en fin más hacia el monte donde se hallan el Fresno (Fraxinus ornus ) y el melojo (Quercus pubescens ), una encina que muda, que se encuentra en las faldas expuestas al norte. La flora de Érice es bastante variada y ha sido objeto de análisis por parte de numerosos estudiosos ya a partir de comienzos de 1800. La presencia de cerca de 20 especies endémicas caracteriza las más expresivas y representativas de la flora como la Brassica drepanensis y Limonium ponzoi presentes exclusivamente en la provincia de Trápani. Distribuidas en los varios ambientes a ellas más apropiados, de peñas a bosques, de cultivos en las cercanías de los torrentes, varias son las especies de aves, algunas migradoras, otras residentes, presentes en el territorio.
RECURSOS TRADICIONALES
La atmósfera peculiar y densa de misterio que se respira en Érice ha favorecido seguramente el difundirse de numerosas leyendas. La primera, precisamente sobre sus orígenes, narra que la ciudad fue fundada por el rey Érice, hijo de Afrodita, muerto tras un encuentro con Heracles por el predominio del monte. Otro mito de fundación es el Virgiliano: Eneas desembarca en Pizzolungo, a los pies del monte, donde celebra el funeral de su padre Anquises. Tras algunos incendios el héroe se ve obligado a dejar en tierra a algunos compañeros de viaje que se asientan en el monte fundando la ciudadela. En fin, también está el mito de la Venus ericina, cuyo culto fue tan famoso que se difundió por todo el mundo romano: la diosa ofrecía asimismo su protección también a quien se unía a las sacerdotisas, que practicaban la prostitución sacra tras ofertas y dones.
RECURSOS LIGADOS A FE, VÍNCULOS, RELACIONES
A finales de agosto se celebra la Virgen de Custonaci: improvisados altares, adornados con esmero, se montan en honor de la Virgen en los característicos patios internos de las casas y el último miércoles del mes, el cuadro votivo custodiado en la iglesia Matriz se lleva desfilando por las calles de la ciudad hasta su regreso por la tarde, acompañado por espectaculares juegos pirotécnicos sincronizados con la música. El viernes Santo desfilan por las calles del centro los “Misterios”, cuatro grupos de estatuas de madera, tela y cola (s. XVIII) que representan episodios de la Pasión de Cristo, seguidos de Jesús en el Sepulcro y la estatua de madera de la Dolorosa (s. XVI). Partiendo de la iglesia de San Julian, en la que se hallan custodiados todo el año, se llevan en procesión en una atmósfera realmente sugestiva, acompañada por la música fúnebre que resuena por las calles, y por la multitud que los sigue.
RECURSOS ARTÍSTICOS
Las iglesias de Érice, además de representar valiosos ejemplos de estilos arquitectónicos, custodian en su interior valiosas obras de arte. Entre ellas asumen un papel de primer plano las esculturas de la escuela gaginesca: En la iglesia Madre se albergan una cuatrocentesca Virgen con Niño atribuida a Doménico Gagini, un gran bajorrelieve de mármol que representa a la Virgen rodeada de Santos y con escenas de la Pasión de Cristo (obra cincuecentesca de Giuliano Mancino) y la veneradísima Virgen de Custonaci, copia ochocentesca del original (finales del s.XV) custodiado en el homónimo santuario. En el interior de la iglesia de San Juan Bautista se pueden admirar en cambio, una escultura que representa San Juan Evangelista de Antonino Gagini y una estatua de San Juan Bautista obra de Antonello Gagini; del mismo autor es una Virgen con el Niño custodiada en la iglesia de Santa Ursula. Completan este rico cuadro las valiosas obras visibles en el Museo Cordici.
RECURSOS ARQUEOLÓGICOS
La antigua cinta de murallas, de planta triangular, está construida en el nivel inferior por grandes bloques megalíticos isodomos, atribuidos a la edad élimo-púnica y por un nivel superior de edad medieval. En los bloques inferiores se puede leer aún ahora claramente incisas, numerosas letras fenicias. Las murallas estaban intercaladas por torres y poternas, pequeñas puertas de las que hoy quedan pocos ejemplares. Otra estructura de interés arqueológico es el Castillo, en el que se conservan los restos del templo de Venus y de un edificio termal romano, “el muro de dédalo” de técnica isodoma y el llamado pozo de Venus, en el cual, según la leyenda, la diosa se bañaba y en el que se han hallado diversos restos arqueológicos. No hay que olvidar en fin el eneolítico, sugestiva vasija en forma de salero, la praxiteliana Cabecilla de Venus, símbolo de la ciudad, las vasijas de la necrópolis púnica y la colección numismática, conservados en el Museo Cívico.
RECURSOS MONUMENTALES
Es imposible sintetizar el tesoro de piedra custodiado en Érice, donde la cinta de murallas élimo-púnicas conserva tres puertas de entrada (Porta Spada, Porta Carmine, Porta Trapani) casi íntegras que se remontan al dominio normando. Poco más allá de las murallas se encuentra el Barrio Español, del s. XVII, imponente estructura incompleta y destinada a albergar guarniciones militares; en torno a los jardines del Balio encontramos el Castillo (en cuyo exterior se puede admirar el emblema de los Habsburgo) y la Torretta Pépoli, mientras que las Torres del Balio son hoy una lujosa estructura de recepción. En la pequeña población surgen además numerosísimas iglesias que dan fe de los diversos estilos arquitectónicos y custodian valiosas obras: la primera de entre ellas la Iglesia Matriz (de la Asunción), de 1314, al lado de la cual se yergue el imponente campanario que fue en origen una Torre de atalaya. Merece además una visita la iglesia de San Martín, de probables orígenes góticos pero reconstruida y reestructurada entre el s. XVII y el XVIII; San Juan, cuya proyectación se remonta al s. XII; San Cataldo, reconstruida en el Setecientos sobre una original proyectación trecentesca. Paseando por las calles de la ciudad, se pueden además admirar numerosos palacios nobiliares entre los que merecen mención: palacio Militares (con elementos góticos y claramontanos), palacio Palma (s. XVII ) y palacio Majorana (s. XVIII).
RECURSOS DIDÁCTICO/CIENTÍFICOS
En el Museo Cívico Antonio Cordici están conservados restos arqueológicos de épocas diversas (élima-púnica, griega, romana), pinturas del s. XVII y del XVIII y coevos paramentos sagrados. De relieve son la cabeza de Afrodita del s. IV a. C., símbolo de entre los más amados de Érice, y la Anunciación de mármol, proveniente de la iglesia del Carmen, que Antonello Gagini esculpió en 1525 por encargo de un noble ericino. También el arte contemporáneo sale a escena en Érice en la galería cívica “La Salerniana” que alberga periódicamente exposiciones. El Centro de Cultura Científica Ettore Majorana es sede de convenios, encuentros y debates de tal interés que le ha valido a la ciudad el apelativo de “Ciudad de la Ciencia”. Descendiendo hacia Trápani, en la localidad de San Mateo, se pueden detener en el Museo Agroforestal que, en un viejo caserío inmerso en el verde, ilustra manifestaciones autóctonas de flora y fauna y viejos instrumentos de la vida campesina.
RECURSOS PRODUCTIVOS
Las calles empedradas del centro de la ciudad abundan en talleres artesanos que muestran las típicas producciones ericinas, entre ellas está la de alfombras, cuya elaboración, efectuada con antiguos telares, requiere varios días de trabajo: a través de un complejo sistema de trenzado, de trabajo manual y pedales, la trama se encaja en el urdido, produciendo los característicos dibujos geométricos de vivos colores. En otro tiempo las alfombras las creaban las mujeres en su tiempo libre, aprovechando los retales que sobraban de las telas. Aún se toman en consideración las cerámicas (platos, vasijas objetos varios), producidas según antiguos métodos de elaboración, con una decoración rigurosamente manual, que sigue motivos floreales o dibujos geométricos y se caracteriza por el uso de colores intensos (verde, amarillo, azul y naranja).
RECURSOS ENOGASTRONÓMICOS
En el territorio ericino se producen excelentes vinos (Érice D.O.C.) y un característico licor de color verde (Monte ericino). Pero es la pastelería la que hace de la ciudadela un lugar obligado sin discusión en la enogastronomía del la isla. Guiados por la fragancia podrá suceder que ustedes se dejen llevar hasta obradores de dulces, exquisiteces antes preparadas por las monjas en los conventos de clausura de la cima cuyas recetas siguen siendo un secreto conocido por pocos. Típicos son los dulces hechos a base de pasta de almendras: los bocconcini (bocaditos) (pequeñas esferas rellenas de mermelada de cedro y canela), los belli e brutti (bonitos y feos) con forma irregular y aromatizados al limón, las palline (bolitas) de chocolate. No pueden faltar las genovesi (pasta flora especialmente blanda y rellena de crema pastelera) y los mostaccioli (galletas secas muy duras, a menudo acompañadas de licores y vinos de postre), clásicas o en su variante de miel.
ESPECTÁCULOS, INICIATIVAS, EVENTOS
En Érice se llevan a cabo periódicamente eventos de reclamo internacional. Entre ellos,merece señalarse la Semana Internacional de Música Medieval y Renacimental (septiembre), cuando las iglesias del centro se convierten en escenario para artistas de fama internacional y la música antigua se funde completamente con el paisaje, confiriendo al burgo una atmósfera única. Érice además alberga desde hace ya muchos años los convenios científicos de reclamo internacional del Centro de Cultura Científica Ettore Majorana. La Cronoescalada del Monte Érice es una competición automobilística que se desarrolla a lo largo del tortuoso recorrido que une Valdérice a Érice; el evento es muy seguido por la población local que se apuesta en los puntos predispuestos para animar a los competidores. En el período estival, a menudo, la plaza central de la ciudad se anima con conciertos y representaciones.
RECURSOS, DISTRACCIÓN, DEPORTE Y TIEMPO LIBRE
En Érice hay presentes campos de fútbol, de tenis, de bochas. Algunas estructuras de recepción ponen a disposición guías locales para efectuar excursiones guiadas y actividades de trekking en las pinedas y en las áreas verdes que circundan la montaña. Toda la montaña, además, por sus panoramas y vistas, se presta a excursiones por libre, para descubrir las numerosas iglesias rurales o a lo largo de rutas forestales, hacia el museo agro-forestal de S. Mateo, para ver de cerca los últimos asnos pantescos, salvados y cuidados por la Azienda Foreste o hacia el éremo y el área naturalista de Martogna. En el mar, delante, en la playa de San Giuliano, área especialmente ventosa, se practican deportes de vela y no es difícil ver también desde la cumbre barcos de vela y kitesurfers que se entrenan.
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